Los chukchis son un pueblo paleosiberiano que habita una zona muy extensa y casi despoblada entre el mar de Bering y el mar de Chuckchi, incluyendo la península chukchi. Dicha zona incluye las cuencas del río Anádyr y del río Alazeya, en el distrito autónomo de Chukotka, en el extremo nororiental de Siberia, en la Federación Rusa. Hablan el chucoto y su población se originó a partir de los habitantes que habitan las costas delmar de Okhostk. Se dedican a la pesca y al pastoreo de renos. Físicamente se parecen mucho a los coreanos.
La mayoría de los chukchis residen dentro de la región autónoma de Chukotka, pero algunos residen en los alrededores de la república de Sajá al occidente, Óblast de Madagán al sudoeste, y la región autónoma de Koriakia al sur. Algunos Chukchi también residen en otras partes de Rusia, en Europa y Norteamérica. El número de chukchis en el mundo apenas excede los 15.000.
Debido al largo invierno y a las bajas temperaturas de la zona en que
viven, las mujeres chukchis son expertas en la confección de prendas de
abrigo. La ropa que llevan los chukchis en invierno es muy eficaz
contra el frío reinante de la zona en que viven.
Ana Fernández Gayo
miércoles, 26 de febrero de 2014
jueves, 30 de enero de 2014
LOS MARDUS
Los mardus del desierto occidental australiano mantuvieron su forma de vida tradicional hasta bien entrado el siglo XX.
Su nombre significa –gente- y constituyen un pueblo caza-recolector, que vive en pequeños grupos, trasladándose constantemente para aprovechar los recursos del desierto.
Las condiciones climáticas han hecho que los mardus desarrollasen enormes dosis de paciencia. La caza supone horas de espera tras los arbustos, que no siempre dan fruto. Las mujeres se encargan de recoger frutos silvestres y plantas.
Los mardus creen en poderosos seres sobrenaturales y esta creencia impregna todas las actividades de su vida diaria. De hecho, hasta los utensilios de caza y recolección les han sido entregados por estos seres. Asimismo, debido a su mitología, los hombres se sometían a la circuncisión, y debían volver siempre al territorio de su padre y abuelo,, para cuidar la tierra y a sus espíritus.
Con la llegada de los europeos, los mardus fueron desplazados de su territorio y sometidos a control administrativo. A finales de los sesenta más de 300 mardus se hallaban asentados en la población de Wiluna, en la reserva, misión o alguna instalación pastoril.
La vida de estos aborígenes estuvo sumida en la precariedad absoluta, sus hijos eran obligados a ir a la escuela, lo que implicaba la separación total de sus padres y la supervisión de los blancos.
Los misioneros minaron profundamente las creencias religiosas de los mardus, prohibidas a los niños, al igual que los ritos, pinturas y tradiciones. Fuera de la misión, los mardus eran sometidos al toque de queda, a la vez que despreciados por los blancos e inducidos a la marginalidad.
Los mardus lucharon por la igualdad y efectuaban sus rituales en la clandestinidad.
En 1967 se aprobó en Australia un referéndum que otorgaba al gobierno la capacidad para legislar en nombre de los aborígenes. El resultado ha sido una política que promueve la autodeterminación y autogestión de los nativos australianos.
Su nombre significa –gente- y constituyen un pueblo caza-recolector, que vive en pequeños grupos, trasladándose constantemente para aprovechar los recursos del desierto.
Las condiciones climáticas han hecho que los mardus desarrollasen enormes dosis de paciencia. La caza supone horas de espera tras los arbustos, que no siempre dan fruto. Las mujeres se encargan de recoger frutos silvestres y plantas.
Los mardus creen en poderosos seres sobrenaturales y esta creencia impregna todas las actividades de su vida diaria. De hecho, hasta los utensilios de caza y recolección les han sido entregados por estos seres. Asimismo, debido a su mitología, los hombres se sometían a la circuncisión, y debían volver siempre al territorio de su padre y abuelo,, para cuidar la tierra y a sus espíritus.
Con la llegada de los europeos, los mardus fueron desplazados de su territorio y sometidos a control administrativo. A finales de los sesenta más de 300 mardus se hallaban asentados en la población de Wiluna, en la reserva, misión o alguna instalación pastoril.
La vida de estos aborígenes estuvo sumida en la precariedad absoluta, sus hijos eran obligados a ir a la escuela, lo que implicaba la separación total de sus padres y la supervisión de los blancos.
Los misioneros minaron profundamente las creencias religiosas de los mardus, prohibidas a los niños, al igual que los ritos, pinturas y tradiciones. Fuera de la misión, los mardus eran sometidos al toque de queda, a la vez que despreciados por los blancos e inducidos a la marginalidad.
Los mardus lucharon por la igualdad y efectuaban sus rituales en la clandestinidad.
En 1967 se aprobó en Australia un referéndum que otorgaba al gobierno la capacidad para legislar en nombre de los aborígenes. El resultado ha sido una política que promueve la autodeterminación y autogestión de los nativos australianos.
viernes, 17 de enero de 2014
LOS INUIT
Los inuit es un nombre común para los distintos pueblos esquimales que habitan las regiones árticas de América y Groenlandia. Los inuit tienen sus orígenes en Siberia, al noreste de Asia. Sus antepasados esquimo-aleutianos cruzaron el estrecho de Bering y se asentaron también en Norteamérica.
Poseen características físicas que los ayudan a sobrevivir en el frío.
Las pestañas son pesadas, para proteger los ojos del resplandor del sol
que se refleja en el hielo, su cuerpo es generalmente bajo y robusto
para retener más calor.
Desarrollan una vida nómada, siguiendo las migraciones de los animales que cazan, entre los cuales pueden destacarse los caribúes, osos, ballenas y focas.
Los pueblos inuit tienen una rica mitología
que se transmitió de forma oral y da cuenta de sus tradiciones y del
origen del mundo que habitan. La religión inuit tiene principios animistas y chamanistas.
Los animales tienen un alma y el cazador debe celebrar un breve
ceremonial cuando muere para que su alma vaya al mundo no terrenal. Las
personas cuando mueren van al cielo o al infierno, pero una parte de su
alma pasa a un pariente recién nacido.
martes, 19 de noviembre de 2013
Los últimos indígenas - Masai. Inicicación masculina, Los últimos indígenas - RTVE.es A la Carta
http://www.rtve.es/m/alacarta/videos/los-ultimos-indigenas/ultimos-indigenas-masai-inicicacion-masculina/2005291/?media=tve
http://www.rtve.es/m/alacarta/videos/los-ultimos-indigenas/ultimos-indigenas-masai-inicicacion-masculina/2005291/?media=tve
viernes, 8 de noviembre de 2013
Los Yanomami
Los yanomamo o yanomami, son una etnia indígena americana dividida en tres grandes grupos: sanumá, yanoman y yanam. Aunque hablan lenguas diferentes..
Alrededor de 20.000 individuos que integran los yanomami viven desperdigados por la selva tropical, en aldeas separadas por muchos kilómetros de tierra deshabitada. Esta población ocupa el sur de Venezuela, zonas pegadas a Brasil, en concreto en una zona que comprende parte del estado de Roraima y del Amazonas.
Viven en aldeas pequeñas, de entre 40 o 50 personas, que se construyen en círculo completamente abiertas. Sus viviendas tienen forma cónica y viven en grupos de familias.
Los yanomamis se desplazan continuamente, es decir, son nómadas. Estos desplazamientos están motivados por el corto periodo de la productividad de sus cultivos.
Se visten con fines ornamentales más que protectores; un hombre bien vestido no lleva nada más que unas cuantas cuerdas de algodón en muñecas, tobillos y cintura.
Alrededor de 20.000 individuos que integran los yanomami viven desperdigados por la selva tropical, en aldeas separadas por muchos kilómetros de tierra deshabitada. Esta población ocupa el sur de Venezuela, zonas pegadas a Brasil, en concreto en una zona que comprende parte del estado de Roraima y del Amazonas.
Viven en aldeas pequeñas, de entre 40 o 50 personas, que se construyen en círculo completamente abiertas. Sus viviendas tienen forma cónica y viven en grupos de familias.
Los yanomamis se desplazan continuamente, es decir, son nómadas. Estos desplazamientos están motivados por el corto periodo de la productividad de sus cultivos.
Se visten con fines ornamentales más que protectores; un hombre bien vestido no lleva nada más que unas cuantas cuerdas de algodón en muñecas, tobillos y cintura.
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